La asamblea de hoy ha sido una de las más participativas e intensas de todas las que hemos hecho. Además, con sus intervenciones, me he dado cuenta de lo que están creciendo, no sólo en altura.
Hemos debatido sobre la soledad. Para empezar, han dicho que es diferente sentirse solo que estar solo. Podemos estar solos de manera voluntaria porque lo necesitamos, de igual forma que podemos estar rodeados de cientos de personas y aún así tenemos la sensación de que no hay nadie alrededor.
Después, los chicos han hecho una lluvia de ideas sobre lo que sentimos en ambos casos. Me gustaría compartir con vosotros las sensaciones y emociones que han ido diciendo, sin ayuda ni guía por mi parte, demostrando una madurez que creemos propia de edades más avanzadas.
Cuando nos sentimos solos, estamos:
- Serios
- Tristes (y a veces lloramos)
- Aburridos
Cuando queremos estar solos, sentimos:
- Tranquilidad
- Descanso
- Felicidad
- Estamos cómodos
- Paz
- Aire fresco
- Silencio
- Estamos flotando
Todos nos hemos sentido así alguna vez, en los dos casos, ¿verdad?
Para terminar, los alumnos que han querido se han puesto en pie y han contado que a veces les pasa eso. Ahí nos hemos dado cuenta de la importancia de transmitir a los demás esas emociones. Los niños han entendido que hay veces en las que tenemos que pedir ayuda para que el resto se dé cuenta de que lo necesitamos.
Hemos acabado con un gran abrazo reconfortante que desbordaba alegría y compañerismo.
