La patrulla de la lechuga verde: último capítulo

Terminamos con este capítulo nuestro segundo libro. Antes de eso, todos los niños y niñas de clase y su profe queremos dar las gracias a los que habéis leído cada línea y nos habéis alentado a seguir escribiendo cada semana. Sin ese apoyo, que ellos desde casa ven y sienten, no tendría sentido el trabajo que cada viernes hacen ellos en clase. Seguid cultivando semana a semana el amor y entusiasmo por la lectura y escritura.

A partir de la semana que viene empezaremos el trabajo paralelo a la escritura de esta segunda entrega: ilustraciones, contacto con la imprenta, visita para ver cómo se imprime y maqueta y preparación de la presentación. 

Ojalá esta pandilla siga dándonos tan buenos ratos. 


 

(…) Lola, Pedrito, Neno y Juanita fueron con ella a un rincón del plató. Parecía que quería enseñarles algo.

– Allí hay alguien que quiere conoceros -dijo.

¿Quién podría ser? ¿Acaso alguien importante? Estaba claro que medio mundo quería conocerlos. Los chicos se miraron intrigados. Al llegar a la esquina, vieron de quién se trataba. La misma persona que se escondía tras un sarcófago en el museo. La misma persona que semanas antes fue a recuperar a Bratwurst. La cara de la pandilla se puso pálida, casi blanca. Mónica rompió la tensión del momento.

– Creo que ya conocéis a mi padre.


 

– ¿Este hombre es tu padre? -preguntó muy asustada Lola.

– Sí -respondió él en un perfecto español-. Creo que sería bueno que vinieran vuestros padres. No quiero asustarlos.

Neno se acercó a todos los padres. Les dijo que el hombre que se había llevado a Bratwurst estaba allí, que era el padre de Mónica, la presentadora. Los padres, sobresaltados, se acercaron al rincón en el que estaban todos.

El hombre alemán saludó con un apretón de manos a todos los padres.

– Mi nombre es Óscar. Creo que antes de nada debería disculparme por el susto que os llevasteis en España. Supongo que debí haber hablado con vosotros y no llevarme a esta salchicha como lo hice -en ese momento sacó a Bratwurst de su bolsillo-.

– ¡Bratwurst! -gritó Pedrito «Cabezón»-. ¡Estás bien!

– Claro que está bien. No olvidéis que esta salchicha es mía, no vuestra. Tampoco es de Juanjo, quien por cierto, no cumplió su palabra.

En ese momento Juanjo pidió perdón por no haber mandado la foto a tiempo. Los niños entonces explicaron el porqué. Contaron que ellos «se llevaron prestado» a Bratwurst de la charcutería porque creyeron que estaba en peligro y porque querían un amigo para Salchicha Woman. Le contaron a Óscar que desde entonces Juanjo intentó recuperarlo para no faltar a su palabra, pero que no supo cómo hablar con los padres antes para convencerlos de lo que había pasado.

– Aunque creo que a ti te ha pasado lo mismo -dijo Juanjo a Óscar-. Tú también tendrías que haber hablado conmigo y con las familias de los niños en lugar de aparecer como lo hiciste para llevarte a la salchicha, o a Bratwurst, como le llaman ellos.

– Estoy de acuerdo -asintió Óscar avergonzado-. No supe cómo hablar con vosotros. ¡Erais tantos! Pero llevas razón. Debí hacerlo.

Todos aceptaron las disculpas de Óscar. Al fin y al cabo también ellos habían cometido algún error en algún momento. Todos menos los padres, que tan sólo buscaban la forma de arreglar todo aquel desastre.

– Cuando llegué de nuevo a Berlín, decidí cambiar de aires. Cerré la tienda para comenzar una nueva vida. Cuando llevaba unos días aquí, noté que Bratwurst estaba muy triste. Supe rápidamente que era porque os echaba de menos. Entonces decidí dejaros una nota en la tienda. Si realmente queríais estar con él, vendríais a buscarlo. Debo admitir que pensé que eso no pasaría nunca, pero estaba equivocado. ¡Vaya que si estaba equivocado!

Todos escuchaban a Óscar con atención, menos Pedrito y Neno, que miraban a Mónica de reojo sonrojados.

– Supe que habíais llegado cuando desde mi casa, enfrente de la vieja tienda, os vi -siguió contando Óscar-. Entonces os seguí hasta la isla de los museos. Allí vi lo que estos dos niños hicieron. Fue impresionante. Al salir del museo llamé rápidamente a mi hija para que consiguiera haceros una entrevista en la televisión. Creo que es una buena forma para zanjar este asunto. De otra forma, seguramente habríais salido corriendo detrás de mí y no habríamos acabado muy bien.

Las familias comprendieron la jugada de Óscar. No había duda de que estaban todos tranquilos. Y lo mejor es que parecía que todo iba a mejor.

– Ahora sé que os importa Bratwurst -abrió la mano para que lo vieran mejor-. Voy a daros a este viejo amigo. Pero voy a hacerlo con una serie de condiciones.

Los niños estaban nerviosos. Por un lado, aceptarían cualquier condición, aunque por otro, no sabían si alguna sería demasiado complicada.

– La primera es ésta: seguiréis mandando una foto al mes. De no ser así, os comprometeréis a devolverlo.

En segundo lugar, prometed que no lo perderéis. Se me rompería el corazón si algo le pasara.

Sé que os sonará raro, pero quiero que le deis un masaje todas las noches antes de dormir con unas gotas de mostaza. Le relaja mucho.

¡Cuidad que nadie intente comerlo!

También quiero que Bratwurst llegue a ser alguien en la vida. Por eso quiero que lo llevéis todos los días al colegio, escondido, sin que nadie lo vea. Que aprenda matemáticas. También idiomas. Ya sabe alemán y español. Que aprenda inglés.

Enseñadle a usar el aseo -los niños rieron-. No quiero que vaya por ahí como si fuera una mascota.

Haced que sea autónomo. Es importante saber pedir ayuda, pero también es importante que aprenda a hacer las cosas por sí mismo.

Y ahora, la última y más importante -todos abrieron bien los ojos, como si así pudieran escuchar mejor. Hasta ahora, todos los requisitos se podían cumplir-.

Durante los días que he estado con Bratwurst vi, como os he dicho, que estaba triste. Pero no era sólo porque os echara de menos. Es verdad que tenía ese vacío, pero echaba de menos a alguien en especial. En las largas conversaciones que tuvimos, me confesó algo -todos estaban expectantes-. Bratwurst… siente algo -la salchicha lo miraba fijamente-. Esto… Bratwurst siente algo especial por alguien de vuestra pandilla. No quiero que hagáis nada especial, sólo quiero que dejéis que ellos hablen y que aclaren esos sentimientos. Bratwurst se siente profundamente enamorado de una tal «Salchicha Woman».

En ese momento Salchicha Woman salió lentamente del bolsillo de la camisa de Pedrito, roja como si hubieran echado tomate sobre ella. En ese momento fue como si el resto del mundo desapareciera. Sólo estaban ellos dos. Sintieron como si todos los focos del plató les iluminaran a ellos y el resto se tornara negro; como si estuvieran en una pista y ellos fueran la reina y el rey del baile.

Y sintieron que algo nuevo empezaba… aunque esa es otra historia.


Epílogo

 

Quedaban pocos minutos para que el avión aterrizara en el aeropuerto de Málaga. Les había tocado sentarse cerca del motor del ala del avión, con lo que había sido un vuelo algo ruidoso. Lo bueno era que como eran famosos, la compañía aérea les invitó a todo lo que quisieron.

Los padres estaban sentados en la parte izquierda del pasillo. A la derecha, Pedrito estaba sentado con Neno, que hojeaba un periódico en alemán en el que había fotos de la pandilla. En el tercer asiento, en ventanilla junto a ellos, Bratwurst y Salchicha Woman dormían con las cabezas pegadas. Se les veía felices.

Detrás de ellos, Lola y Juanita se reían recordando las caras de Pedrito y Neno en el plató de televisión. Durante todo el vuelo estuvieron hablando del comienzo del nuevo curso. Solo faltaban dos semanas para que terminaran las vacaciones de verano. Estaban deseando ver qué sorpresas esperaban en el cole. No pararon de hablar sin apenas darse cuenta de que alguien se sentaba en el tercer asiento, justo detrás de las dos salchichas.

Había estado durmiendo durante todo el vuelo. Era calvo, aunque tenía algo de pelo negro y grasiento a los lados y por detrás de la cabeza, aunque no tanto como en las orejas y las cejas, muy pobladas. Su  nariz aguileña era enorme. El pelo hacía juego con su ropa, toda negra.

Cogió su móvil bostezando. Comenzó a reír mientras escribía un mensaje. Juanita no pudo evitar mirar de reojo al hombre por su risa, malvada, perversa. Después miró su móvil y vio lo que escribía con tanta alegría.

 

Los e henkontrado!

 


Planning del capítulo:

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14 comentarios en “La patrulla de la lechuga verde: último capítulo

  1. Cristina

    ENHORABUENA!!!!CLASE!!!!!.👏👏👏 ha sido todo un honor ser una fan lectora de estos niños y niñas junto a su querido profe Rafa. Gracias por vuestro nuevo libro!!!Gracias por tenernos a los papás deseando ansiosos/as que llegara el viernes para leer vuestro nuevo capitulo,gracias por ésta fantástica historia creada con tanta ilusión por todos vosotros y esperada con la misma ilusión para nosotros leerla. Ni que decir que me quedo con todos los valores importantes que resalta el personaje Oscar para todos los niños.No lo olvideis nunca chicos/as de 2B».siendo una buena persona se puede conseguir todo lo que deseas»……..precioso final…»de momento»….visto como se ha quedado..no me extrañaría que estos niños y niñas..se atrevieran con una tercera parte..una vez más..ENHORABUENA!!! Que grandes sois!!!!Enhorabuena Rafa!👏👏👏👏👏😄😊😊😊😁

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  2. Cristina

    Hola profe soy Sara, hemos estado leyendo el último capítulo y está chulisimo,sobretodo por quien había sentado en el avión junto a los chicos,mi madre dice que cree que el personaje descrito es..»gargamel»😱😱😱madre mía..gargamel ha entrado en el último capítulo de la patrulla!!😂😂estoy un poco triste porque me lo he perdido..porque estoy malita..pero..me ha gustado un montón!😁😁

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  3. Raquel Iborra

    Magnífico final!!!!
    Creemos que el hombre del avión puede ser Gargamel, x las faltas de ortografía 🙄🙄🙄
    Y ojalá que esta pandilla siga dandonos muchas más noches de aventura🙏

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  4. Eva Soto

    ¡Oh!. Vaya, qué pena que se acabe ya el libro. ¿Qué vamos a leer ahora los fines de semana?. Nos deja intrigadísimos este final. ¿Quién será el personaje misterioso que aparece en el avión?. ¿Alguien de aspecto descuidado, malvado, perverso, que habla y escribe fatal, sobre todo las «haches»?. Ahora mismo no se me ocurre quién pueda ser, pero de una cosa estoy segura; cualquiera que sea así me da mucha pena. ¡Pobrecito, seguro que de niño no tuvo un profe como el profe Rafa!.

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  5. Elías Porras Rodríguez

    Hola profe, soy María. Me ha encantado cómo ha quedado. Mi padre también dice que es Gargamel o un hermano gemelo que escribe igual de mal. ¿No dijiste que había unas preguntas?

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  6. Me quito el sombrero. El primer libro fue buenísimo, pero éste ha sido realmente alucinante.
    En serio, me ha encantado. Pandilla, aventuras, misterio, personajes fantásticos (algunos que incluso vuelan aunque sea cuando le ponen un tranchete en la espalda)… vamos, se me ocurre que ahora que Disney ha comprado Marvel, no me extrañaría que pronto saquen una adaptación del libro para la gran pantalla.

    Por cierto, me encantan esas pizarras «planning». Tanto, que creo que las incluiría al final del libro por si algún incrédulo piensa que es imposible que una clase de 2ª sea capaz de hacer un libro tan sumamente chulísimo.

    Un besazo enorme para todos y cada uno de la clase. Sois increíbles. Y a ti Rafa, un abrazo de corazón y gratitud por todo lo que haces por nuestros hijos e hijas.

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    1. Rafa Alemán

      ¡Guau! Muchísimas gracias, Elías. Comentaré con los niños lo de la Marvel. Como sería un contrato con veinticuatro socios, hay que atarlo bien. ¿Será Salchicha Woman la única que pueda vencer al malvado Thanos?
      Muchísimas gracias por tus palabras. Apunto la idea de las pizarras, aunque hay un capítulo que olvidé fotografiar.

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